¿El nuevo coronavirus está mutando?
Aunque los virus no se consideran seres vivos, pueden establecer interacciones ecológicas con los organismos superiores (plantas y animales),que resultan de gran importancia para las poblaciones, como es el caso del presente evento de pandemia por SARS-CoV-2. Los virus también tienen su propia información genética que debe ser replicada y, por lo tanto, tienen la capacidad de adquirir mutaciones y diversificarse. Esta característica es de suma importancia en el caso de los virus de Influenza, de los cuales aparecen cepas nuevas cada año que no son reconocidas por nuestro sistema inmune y, como consecuencia, es indispensable ponerse vacunas nuevas cada año.
Aunque en menor proporción que los virus de influenza, la acumulación de mutaciones es común en el caso del nuevo Coronavirus, ya que también contiene información genética en forma de ARN, el cual es más susceptible a errores durante la replicación, en comparación con el ADN. En este sentido, la presencia de variantes del nuevo Coronavirus con mutaciones a lo largo de la la pandemia es un fenómeno predecible. Esta acumulación de mutaciones es la causa de la diversidad genética que observamos actualmente en las cepas que han sido secuenciadas (Figura 1).
En principio, la acumulación de mutaciones puede generar nuevas funciones y, entre ellas, es remotamente posible que el SARS-CoV-2pudiera adquirir características no deseables como virulencia incrementada; esto es, pudiera obtener una capacidad de transmitirse más eficientemente y de ocasionar síntomas más graves. De hecho, el salto hacia un nuevo hospedero – el humano – es un ejemplo de cómo las mutaciones pueden ocasionar resultados negativos. Este tipo de eventos, sin embargo, no son comunes y toman años y, en el caso del Sars-CoV-2, se ha estimado que la cepa está en algún reservorio animal desde hace 40-80 años (https://doi.org/10.1101/2020.03.30.015008). Es importante notar que la mayoría de las mutaciones tienen efectos negativos para el propio virus y se eliminan por selección natural.
Mientras que en películas y comics se puede llegar a asociar una mutación con un cambio profundo en las características de un individuo, en la naturaleza no sucede así. Es virtualmente imposible que una mutación individual o puntual ocasione un cambio que incremente notablemente la transmisión o la letalidad del virus. Esto se debe a que dichas características son resultado de procesos fisiológicos complejos (tanto del virus como del hospedero) y, por lo tanto, son definidas por muchos genes. Por otro lado, mientras que teóricamente es posible acumular mutaciones que en conjunto ocasionen una virulencia incrementada, estos eventos son muy poco probables. Anteriormente se ha dado seguimiento a la evolución en pandemias como SARS o Ébola, y en ninguno de esos casos se ha detectado un evento de este tipo. Finalmente, en el remoto caso de que un conjunto de mutaciones ocasione un incremento en la virulencia, esto no necesariamente lleva a que esta nueva cepa se propague por toda la población. Por ejemplo, si una cepa mutante ocasionara síntomas más graves o mayor letalidad, podría disminuir su transmisión debido a la menor probabilidad de contacto con otras personas, ya que los pacientes con síntomas graves permanecen en aislamiento más riguroso. En este sentido, las fuerzas de selección natural dentro de un evento de pandemia aún no son comprendidas en su totalidad.
Los avances en tecnologías de secuenciación de genomas han permitido el seguimiento de numerosos eventos de mutaciones puntuales a lo largo de la pandemia del nuevo Coronavirus; sin embargo, estos son recursos útiles para el estudio de la distribución geográfica de la epidemia y la velocidad de su transmisión (Figura 1, https://nextstrain.org/ncov) y, en general, no se espera que las secuencias genéticas por sí mismas puedan generar información acerca de cambios en la virulencia dentro de un evento de pandemia.
Se han llegado a proponer mutaciones relacionadas a la virulencia durante epidemias de algunos virus, como la capacidad del virus Zika para infectar células neuronales; o bien, mutaciones en el virus chikungunya que parecen estar asociadas a la capacidad de utilizar una nueva especie de mosquito vector (Nature Microbiology, 5(4), pp.529-530). En el caso delSARS-CoV-2, un reporte científico aun en revisión, publicado durante esta pandemia, identifica una mutación que apareció en etapas tempranas en pacientes de Singapur (https://doi.org/10.1101/2020.03.11.987222);sin embargo, una mutación similar en la pandemia de SARS en 2003, parece estar relacionada con una atenuación de la virulencia. Finalmente, cabe resaltar que estos son estudios en desarrollo, y entender a detalle estos procesos toma muchos años; por lo tanto, no deben ser la base para una respuesta de la población hacia esta pandemia a nivel de tratamiento médico o de medidas de mitigación establecidas por autoridades.
Dr. Jorge Rocha, CIADHermosillo
Referencias y recursos adicionales
1. https://nextstrain.org/ncov
2. Grubaugh, N.D., Petrone,M.E. and Holmes, E.C., 2020. We shouldn’t worry when a virus mutates duringdisease outbreaks. Nature Microbiology, 5(4),pp.529-530
3. https://www.popsci.com/story/health/covid-19-coronavirus-mutates-changes/
4. Su, Y., Anderson, D., Young,B., Zhu, F., Linster, M., Kalimuddin, S., Low, J., Yan, Z., Jayakumar, J., Sun,L. and Yan, G., 2020. Discovery of a 382-nt deletion during the early evolutionof SARS-CoV-2. bioRxiv.
5. Boni, M.F., Lemey, P.,Jiang, X., Lam, T.T.Y., Perry, B., Castoe, T., Rambaut, A. and Robertson, D.L.,2020. Evolutionary origins of the SARS-CoV-2 sarbecovirus lineage responsiblefor the COVID-19 pandemic. bioRxiv.