Desarrollo de una vacuna; fases y que ha cambiado la pandemia
Autora: Dr. Beatriz Baselga Cervera
El desarrollo y aprobación de una vacuna frente a cualquier enfermedad, es un proceso largo y laborioso que, normalmente lleva entre 5 y 10 años. Se trata de un proceso muy regulado por diferentes leyes y organismos de salud pública. En el caso de Estados Unidos está regulado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés), en Europa se encarga la Agencia Europea de Medicamentos (AEM) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace recomendaciones a nivel internacional. El desarrollo y aprobación de una vacuna costa de diferentes etapas estandarizadas (fases), siendo las primeras más de naturaleza exploratoria (determinar dosis efectiva, seguridad o respuesta en el laboratorio), y las más avanzadas están más reguladas y supervisadas debido a que implican ensayos en personas voluntarias (determinar efectividad en personas y seguridad).
Las diferentes fases son las siguientes:
Exploratoria: en esta fase los investigadores estudian y examinan posibles antígenos (sustancia reconocida por el sistema inmunitario adaptativo -propias o ajenas-) tanto naturales como artificiales que podrían ser candidatos para su uso para vacunas.
Estudio pre-clínico se realizan únicamente después de que los hallazgos indiquen que el tratamiento o vacuna podría ser seguro y funcionar. Se trata de estudios en líneas celulares y en animales. Se analiza su seguridad y su capacidad de provocar una respuesta inmunológica. Estos estudios permiten obtener información de cómo podrían responder las personas y determinar una dosis inicial segura.
Una vez terminada esta fase, se pide una autorización a la agencia reguladora para poder investigar un medicamento nuevo.
Fase I: En la primera fase de los estudios clínicos se hacen pruebas con grupos pequeños de personas sanas. Se evalúa la tolerancia, la evidencia de acciones farmacológicas, los rangos y las dosis. También se estudian aspectos como la absorción, cual es la mejor vía de distribución, el metabolismo y la excreción.
En esta fase no se estudia la eficacia del fármaco o intervención médica, ya que no emplea pacientes enfermos. Proporcionan información preliminar sobre el efecto y la seguridad del producto en sujetos sanos. Una vez superada esta fase se pasa a la siguiente. Hay que descartar que sea una amenaza para la salud.
Fase II:
Esta fase comprende la investigación clínica inicial del efecto del tratamiento, se evalúan efectos secundarios. Se realiza con un número limitado de pacientes o sujetos que padecen la enfermedad de interés (alrededor de 200) para estudiar una actividad biológica específica, el control de una enfermedad.
– La fase II “temprana” refleja los estudios iniciales (estudios piloto) para recabar la primera evidencia de la eficacia.
– En la fase II “tardía” se diseñan los estudios para dar respuestas definitivas a preguntas cruciales sobre la seguridad del fármaco y su utilidad terapéutica, exigiendo una monitorización rigurosa de cada paciente.
Los estudios fase II pueden servir como un proceso de selección para elegir aquellos fármacos con verdadero potencial para ser desarrollados en fase III proporcionando información preliminar sobre la eficacia del fármaco y complementar los datos de seguridad obtenidos en la fase I. Estos estudios sirven también para determinar el rango de dosificación apropiado. Por lo general son ensayos clínicos controlados y con asignación aleatoria de los tratamientos, incluyendo un grupo placebo (grupo control que recibe en vez de la molécula una sustancia inerte).
Fase III:
En esta fase participan numerosos investigadores para valorar la eficacia y seguridad del nuevo fármaco. Las pruebas se realizan en una muestra de pacientes más amplia que en la fase anterior, representativa de una población. La seguridad sigue siendo uno de los objetivos principales. En esta fase se establecen los efectos secundarios más comunes e idealmente se descubre también qué tipo de pacientes tienen más riesgos de presentar efectos secundarios. El nuevo medicamento se compara con tratamientos ya existentes y se valora si éste, realmente es mejor que los anteriores. Las pruebas en esta fase son aleatorias y a doble ciego (el sujeto desconoce qué tipo de tratamiento ha recibido, y el que aplica la vacuna tampoco sabe qué tratamiento le está aplicando al paciente) y se prueban contra un placebo.
Estos estudios constituyen el soporte para la autorización del registro y comercialización de un fármaco a una dosis y para una indicación determinada
Aprobación y autorización oficial
Una vez aprobados se realizan estudios post marketing, es decir, se lleva a cabo la farmacovigilancia del producto, cuando ya se está distribuyendo el fármaco, incluyendo la detección de efectos secundarios a largo plazo (monitoreo). Se estudian también los posibles efectos del fármaco sobre la patología, la morbilidad y la mortalidad. También se estudian nuevas indicaciones del producto, nuevas formulaciones, formas de dosificación y la comparación con otros fármacos ya conocidos.
Pausada: si surge algún tipo de efecto secundario grave o hay preocupación por loa síntomas de alguno de los pacientes voluntarios, el ensayo se detiene y se analizan las evidencias. Esto puede pasar en cualquier a de las fases con pacientes y puede no reanudarse si existen evidencias de que la vacunas puede ser dañina.
Vía rápida: debido a la situación de pandemia los procesos y las fases se han acelerado para cortar los plazos entre las distintas fases. Estas son;
Fases combinadas: debido a la situación sin precedentes de la pandemia actual, se ha permitido comenzar una fase sin terminar la precedente. Lo normal es que se dejen espacios de tiempo entre las fases para estudiar los resultados. De esta manera permiten desarrollar más rápido las vacunas.
Aprobada de manera temprana o limitada: se permite la aplicación de manera limitada sin conocer los resultados de la Fase 3. Muchos investigadores han planteado sus preocupaciones y el elevado riesgo de estas prácticas.
Una vez aprobada la vacuna, hay que producirla, transportarla y distribuirla a la población. Esto conlleva un reto logístico diferente dependiendo del tipo de vacuna, número de dosis, temperaturas de conservación, disponibilidad de viales, etc.