La empresa Gilead hizo un negocio de más de mil millones de dólares para suministrar a la Unión Europea su medicamento. Dos semanas después, el 22 de octubre, remdesivir se convirtió en el primer fármaco COVID-19 aprobado por la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA). Sin embargo, sorpresivamente, resultados del 15 de octubre del ensayo Solidarity de la OMS (con 2750 pacientes, -tres veces más que todos los demás ensayos anteriores juntos-), puso en duda el valor del medicamento. El remdesivir no redujo la mortalidad entre los pacientes hospitalizados, no afectó "la duración de la hospitalización" o si los pacientes requirieron ventiladores. Desconcierta que FDA no haya consultado a los científicos que han observado de cerca el desarrollo de los ensayos clínicos del remdesivir durante los últimos 6 meses y que cuestionan su valor. Pudiera ser que el remdesivir ayude a las personas en las primeras etapas de la enfermedad, dice Martin Landray de Oxford, quien co-dirige el estudio más grande del mundo sobre varios tratamientos de COVID-19. Pero "definitivamente no funciona en los pacientes más enfermos, donde se esperaban los mayores beneficios".