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Reduciendo la transmisión de SARS-Cov-2

Salud

Las infecciones respiratorias se transmiten a través de gotitas que contienen virus causante de la enfermedad (> 5 a 10 μm) y aerosoles exhalados (≤5 μm) de individuos infectados al hablar, respirar, toser o estornudar

27/5/20

Las infecciones respiratorias se transmiten a través de gotitas que contienen virus causante de la enfermedad (> 5 a 10 μm) y aerosoles exhalados (≤5 μm) de individuos infectados al hablar, respirar, toser o estornudar. Una gran proporción de la propagación de la enfermedad por COVID-19 parece ocurrir por transmisión aérea a través  de aerosoles producidos por individuos asintomáticos durante la respiración o al hablar (1-3). Estos aerosoles se pueden acumular suspendidos en el aire en habitaciones cerradas durante horas, permaneciendo infeccioso, siendo fácilmente inhalados por otros individuos llegando a infectar a nivel pulmonar. Teniendo en cuenta esto, para retomar las actividades previas a la pandemia, nuevas medidas para minimizar los aerosoles incluyen: el uso universal de mascarillas y llevar a cabo pruebas regulares y generalizadas frente al virus para identificar e aislar a los individuos infectados asintomáticos.
Las gotitas producidas por la personas al respirar oscilan entre 0.1 y 1000 μm. La relación entre el tamaño, la inercia, la gravedad y la evaporación de las gotas es determinante de la distancia que viajan las mismas (4, 5). Estas gotas se asienten por gravedad mucho más rápidamente que su velocidad de evaporación infectando superficies, lo cual conduce a una transmisión por contacto. Los aerosoles pequeños (≤5 μm) se evaporarán más rápido de lo que pueden asentarse, flotando y siendo movidos por las corrientes de aire que pueden transportarlos largas distancias. Por lo tanto, podemos decir que las principales vías de transmisión son: contacto (directo e indirecto con personas u objetos contaminados) y la inhalación por partículas suspendidas en el aire.
Además de influir significativamente en la dispersión y transmisión, el tamaño de las gotas respiratorias también está relacionada con la gravedad en la que se padece la enfermedad. Por ejemplo, los aerosoles de tamaños inferiores a una micra, conducen a una infección más grave como se ha demostrado con el virus de la gripe (4). Las partículas pequeñas pueden llegar más rápido a la región interna de los pulmones, la región alveolar, donde el sistema inmunitario parece ser menos capaz de reconocer al virus. Si el virus que presenta rápida replicación se extiende a la faringe, para cuando el paciente presente síntomas, este lleva transmitiendo el virus sin saberlo varios días (6). Estos “diseminadores silenciosos” probablemente son los puntos críticos de propagación de la enfermedad. Se calcula que en Wuhan China las personas asintomáticas fueron responsables de hasta el 79% de las infecciones virales (3). Por lo tanto, para identificar y aislar esos individuos hay que llevar pruebas regulares y generalizadas.
Con respecto a los aerosoles, en un estudio realizado en China, se encontró el virus SARS-CoV-2 en aerosoles a más de 6 pies de pacientes infectados  (8). Otro estudio estimó que hablar un minuto en voz alta puede llegar a generar más de 1000 aerosoles que contienen viriones (9). La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un distanciamiento de 6 pies basado en estudios llevados a cabo hace décadas, y estudios nuevos ha sugerido que esta distancia puede no ser suficiente para prevenir el contagio (5, 10). En el exterior, existen numerosos factores que pueden determinar la movilidad y las concentraciones de las gotas infecciosas en el aire (10). Por ejemplo, el aire, la luz ultravioleta, la temperatura, la humedad, por mencionar algunos. Así mismo, las partículas víricas pueden unirse al polvo y a la contaminación variando sus características aerodinámicas y de dispersión. Se ha demostrado que las poblaciones residentes en áreas más contaminas presentan cuadros de mayor gravedad de COVID-19 (11). En el interior de edificios y habitaciones, las concentraciones víricas dependen del tamaño del espacio, la cantidad de personas y la ventilación de las estancias principalmente. Por estas razones, es importante usar máscaras bien ajustadas en interiores, incluso con una separación de 6 pies de otras personas.
La OMS recomendó el uso universal de las máscaras faciales. Los cubrebocas proporcionan una barrera física crítica, reduciendo la cantidad de gotas infectadas en el aliento exhalado, especialmente de personas asintomáticas y aquellas con síntomas leves (12) (esquema). Las mascarillas también protegen a las personas no infectadas de los aerosoles de SARS-CoV-2 (12, 13). Por lo tanto, es particularmente importante usar cubrebocas en lugares con condiciones que pueden acumular altas concentraciones de virus, como entornos de atención médica, aviones, restaurantes y otros lugares abarrotados con ventilación reducida. Recientemente, se ha comprobado la eficacia de filtrado de aerosoles de diferentes materiales, espesores y capas utilizados en cubrebocas caseras, y llevándolas ajustadas adecuadamente es similar a la de las máscaras médicas que se probaron (14). Por lo tanto, el uso de cubrebocas de manera universal ya no está frenado por la escasez o dependencia en la producción. Además, los países que han implementado el uso de cubrebocas de manera universal han sido más efectivos en el control del COVID-19.
Para frenar la transmisión del COVID-19 es necesario un enfoque multidisciplinario para bordar todos los factores relacionados con su propagación. Por eso se están llevando a cabo estudios sobre diferentes tipos de filtros para los cubrebocas  y se investiga sobre los patrones de transmisión.


Fuente

5/27/2020

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