En febrero, Moses Joloba, un microbiólogo ugandés que generalmente trabaja en diagnósticos de tuberculosis, recibió una oferta inusual de un colaborador en los Estados Unidos. La Universidad Case Western Reserve (CWRU) en Cleveland, Ohio, había diseñado cebadores (secuencias cortas de nucleótidos, los bloques de construcción de ADN) que podían detectar el coronavirus SARS-CoV-2 mediante la reacción en cadena de la polimerasa (PCR). EL colaborador proponía colaborar para aumentar la capacidad de hacer pruebas en Uganda. Al principio, declinó la oferta. Pero al incrementarse el número de casos en Uganda, respondió a su colega que sí obteniendo productos químicos para 20,000 kits de prueba que llegaron en 10 días.
Como en el resto del mundo, muchos investigadores en África se están volcando en el trabajo sobre coronavirus. Sin embargo, John Nkengasong, director de los Centros Africanos para el Control y la Prevención de Enfermedades en Addis Abeba, escribió en Nature sobre cómo los países africanos están siendo excluidos del mercado para el diagnóstico de coronavirus. El gesto de la universidad de Ohio fue criticado justificando que regalaban la capacidad de muestreo del estado. Estados Unidos y los Estados miembros de la Unión Europea están limitando las exportaciones de algunos equipos de protección y medicamentos. Pero los vínculos globales de los investigadores están ayudando a que algunos suministros crucen fronteras. En estos momentos de incertidumbre, no debemos olvidar que toda la humanidad está afectada por esta pandemia y no debemos ser egoístas, la solución frente a esta amenaza radica en que todos cooperemos y pensemos en el prójimo.