Los científicos han ideado una forma para escuchar la estructura proteica del virus: traduciendo la estructura de su famosa proteína en espiga en música. Los sonidos que se escuchan en la pieza son: campanas, cuerdas que vibran y flautas. Usando una tecnología denominada sonificación se asigna cada aminoácido una única nota en la escala musical. Pero, ¿por qué convertir el virus en música? para poder encontrar sitios en la proteína donde se puedan unir medicinas o anticuerpos.