La pandemia ha supuesto un reto a la hora de expresarnos e interactuar socialmente. La tecnología nos ha permitido acercarnos a nuestros seres queridos por medio de vídeo llamadas y mensajes. Sin embargo, ahora que nos enfrentamos al reto de volver a interactuar físicamente con otras personas, tenemos que cambiar nuestras formas de mostrar afecto físico. Una de las formas de afecto más poderosas son los abrazos.
“Los humanos tienen vías cerebrales que están específicamente dedicadas a detectar el contacto afectivo”, dice Johannes Eichstaedt, profesor de psicología en la Universidad de Stanford. Por ello, Linsey Marr, científica de aerosoles de Virginia Tech, ha llevado a cabo un estudio basado en modelos matemáticos para identificar el riesgo de exposición de un abrazo. El resultado indica que el riesgo de exposición durante un breve abrazo puede ser sorprendentemente bajo, incluso si abrazaste a una persona asintomática y tosió.
Expertos recomiendan tomar precauciones, usar cubrebocas, lavarse las manos después de abrazar, evitar contacto si se sabe que se está infectado y no abrazar si se está tosiendo o estornudando. Recuerda que si la persona a la que abrazas es mayor o tiene una pre-condición, tiene mayores posibilidades de presentar un cuadro grave de la enfermedad. También nos recuerdan que hay abrazos más peligrosos que otros, por ejemplo, llorar incrementa las secreciones incrementando las posibilidades de contagiar si se porta el virus. Los consejos son:
-NO ABRACES cara a cara.
-NO ABRACES con las mejillas juntas, mirando a la misma dirección.
-SÍ ABRAZA mirando a direcciones opuestas.
- SÍ permite que los niños te abracen alrededor de las rodillas o la cintura (la cara siempre a diferentes alturas).
-Sí se puede besar a los niños en la parte trasera de la cabeza.
Recuerda que, al abrazar a alguien, las probabilidades de contagio no son cero, elige la prudencia y cuida de tus seres queridos.