
Los niños menores de 17 años representan una proporción muy pequeña de los casos confirmados de COVID-19 en EUA, y dentro de estos, los casos fatales son cercanos a cero. Se han propuesto algunas teorías para explicar por qué los niños no se enferman de gravedad. Entre estas, existe la posibilidad de que tienen una respuesta inmune más fuerte y efectiva, y que probablemente tienen inmunidad por exposición reciente a virus similares. Sin embargo, muchos investigadores empiezan a pensar que la diferencia se debe a la condición de los vasos sanguíneos. Muchos adultos con síntomas graves de COVID-19 presentan coagulaciones en sus arterias y vasos sanguíneos, lo que lleva a infartos o derrames. En condiciones normales, estas coagulaciones sirven para detener el sangrado en una herida, pero en los casos de COVID-19 sucede debido a daños en el endotelio (el tejido que recubre a los vasos sanguíneos).
En un estudio reciente publicado en The Lancet (1), se encontró que el SARS-CoV-2 puede infectar las células endoteliales. Se dio seguimiento a tres pacientes con COVID-19, dos de los cuales murieron; se encontró que el virus había infectado el endotelio, causado inflamación y coagulaciones. El estudio fue muy pequeño y por lo tanto se necesita darle seguimiento; sin embargo, los problemas en el endotelio parecen aparecer en muchos casos de COVID-19 que progresan a síntomas graves o fatales. Esta teoría también podría explicar por qué las condiciones como diabetes e hipertensión (que comprometen al endotelio) son agravantes del COVID-19. Para entender mejor este mecanismo, algunos experimentos en proceso exploran si hay algún factor en los vasos sanguíneos de niños que los hagan menos propensos a producir coágulos en respuesta a enfermedades virales.
(1) Varga, Zsuzsanna, et al. "Endothelial cell infection and endotheliitis in COVID-19." The Lancet 395.10234 (2020): 1417-1418.
Fuente
6/11/2020