El país asiático declaró el fin del estado de emergencia en el país con 0.5 casos diarios nuevos por cada 100,000 habitantes. En contraste con las estrategias que se siguieron en otros países, Japón no restringió considerablemente el tránsito de personas, ni realizó pruebas masivas. Su estrategia se centró en el rastreo de brotes epidémicos en poner atención a los lugares en los que éstos se daban comúnmente. Con este análisis se llegó a la conclusión de que los clusters de contagio eran principalmente gimnasios, bares, salas de karaoke y clubes nocturnos. Lugares donde las personas se reúnen por periodos de tiempo relativamente largos y tienen contacto con objetos y otras personas de forma frecuente.

Esto llevó al gobierno a exhortar a la gente a evitar los lugares que cumplieran con alguna de las “tres  C”, concurridos, cerrados y con contacto cercano. Parece una medida simple pero fue uno de los elementos más fuertes de la estrategia japonesa. El Primer Ministro declaró que el éxito de su estrategia se vio fortalecido por la cooperación de la sociedad ante las instrucciones de quedarse en casa. Los casos de pacientes hospitalizados por COVID-19 han disminuido de 10,000 a 2,000 en un mes.

A pesar de haber levantado el estado de emergencia, los especialistas esperan aun el surgimiento de brotes, pero confían que podrán manejarlos oportunamente con medidas como el permanecer en casa el mayor tiempo posible, el uso de cubrebocas y evitar lugares de alto contagio. Se han implementado medidas preventivas para los diferentes sectores económicos con lo que se irán reanudando paulatinamente actividades deportivas y conciertos.