El sistema inmune es un conjunto de mecanismos que nos protegen frente a infecciones.  En el caso del nuevo coronavirus, una de las grandes intrigas a las que se enfrentan los investigadores, es que muchos individuos no presentan síntomas o si los hay, son muy leves.
La comunidad científica está tratando de entender cómo funciona nuestro sistema inmune frente a este nuevo coronavirus y si deja inmunidad permanente una vez superada la enfermedad.
Una de las posibilidades, es que parte de la población presente inmunidad cruzada. Es decir, que tengan defensas adquiridas frente a otros coronavirus, por ejemplo los causantes de resfriado común. Idealmente este tipo de defensas podría ser capaz de combatir al nuevo coronavirus. La inmunidad cruzada  se basa en un tipo de inmunidad conocida como inmunidad adaptada, ésta deja en el organismo lo que se conoce como memoria inmune. Este tipo de inmunidad, recuerda a los patógenos a los que se ha enfrentado en el pasado y, si la persona se vuelve a infectar, el organismo sabe como combatirlos.
Este resultado de inmunidad cruzada es bastante viable, dado que, aunque el SARS-CoV-19 es un virus nuevo, comparte un 80% de homología (similitud) con SARS (siglas en inglés del síndrome respiratorio agudo severo del año 2002) y entre 40-60% con los coronavirus estacionales o circulantes.