El poder "curativo" de los tratamientos con anticuerpos aún no se ha demostrado, pero parece prometedor en estudios iniciales en personas con síntomas leves de COVID-19. Los anticuerpos son un componente clave de la respuesta inmune natural del cuerpo al SARS-CoV-2 y los investigadores buscan desarrollar terapias que aprovechen la capacidad de los anticuerpos para unirse directamente a las proteínas virales y evitar que el virus se replique. Una forma es utilizar plasma sanguíneo de personas que se están recuperando de COVID-19 para transferir los anticuerpos que han producido a otra persona. Otra estrategia, es producir anticuerpos en masa, lo cual están haciendo por ahora dos empresas. La terapia con anticuerpos de Eli Lilly redujo las visitas al hospital a 6% en el grupo de placebo y al 1,7% en los que recibieron el fármaco. La empresa Regeneron, usó una combinación de 2 anticuerpos con la que reducen los síntomas y la carga viral. Los anticuerpos son caros y difíciles de fabricar, así que se busca desarrollar pequeñas moléculas llamadas nanocuerpos, basadas en un tipo de anticuerpo producido por camélidos, que podrían complementar la respuesta inmunitaria del cuerpo.