Los niños pequeños representan un porcentaje bajo de las infecciones reportadas por COVID-19. Los diferentes factores que podrían estar involucrados en este intrigante fenómeno están siendo investigados por científicos alrededor del mundo, que se plantean ya, diversas líneas de investigación para dar respuesta a esta cuestión.

Una línea de evidencia apunta a que el sistema inmune de los niños está mejor equipado para eliminar el virus en comparación al sistema maduro de los adultos. Ya que, se ha observado que la carga viral de SARS-CoV-2 detectada en infecciones infantiles en general es baja y por lo mismo indetectable mediante la prueba estándar de detección por RT-PCR, aun en casos que llegan a desarrollar síntomas y anticuerpos específicos contra el virus. Esto sugiere que el sistema inmune de los niños es capaz de inactivar el virus antes de que tenga la oportunidad de replicarse de manera suficiente para ser detectado en la prueba, incluso en los casos que presentan un severo y raro síndrome multisistémico inflamatorio en respuesta al virus.

Según un estudio reciente, otra diferencia entre la respuesta entre niños y adultos es el tipo
de anticuerpos detectados como consecuencia a la infección. Se reporta que, mientras en los niños se detectan solamente anticuerpos contra la proteína “espiga” (Spike), en adultos también se desarrollan anticuerpos contra la proteína de la nucleocapside del virus. Esta proteína ha demostrado ser esencial para la replicación del virus SARS-CoV-2 y se encuentra en cantidades importantes solamente cuando el virus se encuentra presente de manera generalizada en el cuerpo de una persona. La ausencia de anticuerpos contra la nucleocapside en la respuesta de los niños, sugiere que no están experimentando una infección a nivel sistémico.

Otro factor que podría jugar un papel importante en esta mayor eficiencia para controlar al virus en niños es el hecho de que sus células T, que juegan un papel crucial en la respuesta inmune adaptativa, han recibido relativamente poco entrenamiento y son capaces de responder mejor a la presencia de nuevos retos. Sin embargo, esta teoría da lugar a nuevas preguntas sobre el porqué los niños pueden ser más susceptibles y enfermar gravemente frente a otras enfermedades virales.

Algunos investigadores se refieren también a que el hecho de que los niños sean el reservorio natural de otros tipos de coronavirus estacionales que causan gripes comunes, podría conferirles cierta protección contra el virus SARS-CoV2. Se menciona también la posibilidad de que el inoculo inicial del virus que reciben los niños en general sea menor, ya que, al tener narices más pequeñas, presentan un menor número de receptores ACE2, los cuales permiten la entrada del virus a sus células.

Los especialistas sugieren que, aunque las observaciones comienzan a dar pie a hipótesis interesantes, la evidencia aún es poco clara y es poco probable que un solo factor explique todo el fenómeno, como suele ser en el caso de cuestiones biológicas complejas.