Erupciones moradas, piernas hinchadas, catéteres obstruidos y muerte súbita: los coágulos de sangre, grandes y pequeños, son una complicación frecuente de COVID-19, y los investigadores quieren descifrar por qué. Cualquier persona con una enfermedad grave está en riesgo de desarrollar coágulos, pero los pacientes hospitalizados con COVID-19 parecen ser más susceptibles. Los coágulos aparecen en 20% a 30% de los pacientes con COVID-19 en estado crítico. Los coágulos de sangre, grupos de células y proteínas en forma de gelatina, son el mecanismo del cuerpo para detener el sangrado. Los anticoagulantes no previenen de manera confiable la coagulación en personas con COVID-19, y los jóvenes mueren por accidentes cerebrovasculares causados por bloqueos en el cerebro. Muchas personas presentan niveles elevados de "Dímero D", que se genera cuando se disuelve un coágulo y esto parece ser un predictor de mortalidad en pacientes hospitalizados infectados con coronavirus. También aparecen coágulos en miniatura en los vasos más pequeños del cuerpo. Esto es realmente muy nuevo y podría explicar por qué algunas personas tienen lecturas críticamente bajas de oxígeno en la sangre y por qué la ventilación mecánica a menudo no ayuda. Es un "doble golpe", dice O'Donnell: La neumonía obstruye los pequeños sacos en los pulmones con líquido o pus, y los microcoágulos impiden que la sangre oxigenada se mueva a través de ellos. La edad avanzada, el sobrepeso, presión arterial alta o diabetes son factores de riesgo para la coagulación. Los medicamentos anticoagulantes son estándar para los pacientes en una unidad de cuidados intensivos, y aquellos con COVID-19 no son una excepción.