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Aguas residuales y sus lecciones sobre Covid-19

Académico

Investigadores alrededor del mundo realizan pruebas para detectar el virus SARS-CoV-2 en aguas residuales, con la esperanza de que sirva para predecir el número de infecciones en comunidades.

La idea de monitorear virus y bacterias en aguas residuales ha recibido mucha atención recientemente, pero no es un concepto nuevo, de hecho, estas búsquedas se han hecho desde 1940. Dado que los individuos infectados excretan al patógeno, que viaja a través del sistema de drenaje hacia las plantas de tratamiento, en este punto, se puede detectar la presencia del patógeno a través de un muestreo cuidadoso.

En la pandemia de covid-19, se ha demostrado que dos tercios de los infectados excretan el virus en sus heces, y el ARN del virus puede ser detectado con técnicas moleculares, las mismas que se utilizan para detectarlo en pacientes sospechosos. El proceso de detección en aguas residuales es un poco más complejo, ya que requiere concentrar la muestra y eliminar inhibidores del PCR, la técnica utilizada.

Aunque no es posible extrapolar directamente, desde la medición en aguas residuales, hacia el número de infectados en la comunidad, hay algunos parámetros que sí se pueden obtener. Por ejemplo, la vigilancia cualitativa, es decir, saber si el virus está o no esta en la comunidad. Esta capacidad es de gran utilidad en comunidades pequeñas y cerradas (escuelas, oficinas, etc.), en donde un muestreo directo nos puede guiar indicar si hay brotes en dichos entornos. Otra aplicación es la búsqueda de tendencias; esto es, ¿el virus está aumentando o disminuyendo? Entonces, a través de un monitoreo a lo largo del tiempo podemos conocer el patrón de la epidemia en la comunidad.

Una cuestión importante en el área de estudio, es si los virus en las aguas residuales nos pueden infectar de covid-19. Esta forma de contagio es más viable en el caso de los virus que se transmiten por la via fecal-oral; el covid-19, por su parte, es un virus que se transmite por vías respiratorias, y la infectividad del virus en aguas residuales es aún tema de debate. En general, se considera que el riesgo es bajo, pero podría ser significativamente mayor para las personas que están en contacto con estos afluentes, por ejemplo, los trabajadores de las plantas de tratamiento. Finalmente, la desinfección en las plantas de tratamiento parece ser suficiente – en la mayoría de los casos – para eliminar el virus.

Aún quedan varios retos para resolver en el campo de la vigilancia de SARS-CoV-2 en aguas residuales. Primero, las limitaciones en la detección. Segundo, esta estrategia no sustituye a la vigilancia en paciente por varias razones, por ejemplo: presencia de inhibidores en las muestras, fluctuaciones en el flujo de agua a lo largo del día, los límites de detección no son bien conocidos, o el hecho de que no todas las personas excretan el virus. Entonces, un resultado negativo en aguas residuales no descarta la existencia de personas contagiadas y una mala interpretación de los resultados podría generar un ambiente de seguridad incorrecto.

En este punto, los investigadores trabajan con estas herramientas y buscan establecer formas para traducir la información generada a partir de aguas residuales, hacia información útil para las comunidades. El objetivo final es ayudar en la toma de decisiones que afectan la vida y la economía de las personas.

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